Está comprobado que el contacto físico, aparte del contenido sexual, tiene poderes curativos y amplía nuestro bienestar emocional.
La estadísticas señalan que los bebés que son abrazados por sus madres durante almenos 20 minutos inmediatamente después del parto, lloran menos, duermen mejor y comen más que los demás.
Los abrazos provocan reaciones fisiológicas positivas en quién toca y quíen es tocado; alivian el dolor, reducen la ansiedad, mejoran la depresión, inducen el sueño y, rejuvenecen. Además, incrementan la voluntad de vivir de los enfermos.
Un abrazo nos aporta seguridad, protección, confianza, autovaloración, fortaleza y sanación.
Una importante psiquiatria decía que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.
Aquí os dejo un corto que muestra su gran poder:
Vía: -http://elcofredelucia.com
-http://www.psicopedagogia.com/